Momo

Momo, el dios de la sátira, la burla y la crítica mordaz, personificaba el espíritu de la censura que exponía las debilidades y contradicciones tanto de dioses como de mortales. Hijo de Nix (la Noche), Momo poseía la perspicacia para detectar defectos ocultos y la audacia para expresar verdades incómodas que otros preferían silenciar. Con lengua afilada y sonrisa maliciosa, se burlaba especialmente de la pomposidad, la hipocresía y las pretensiones de grandeza injustificadas.

En el Olimpo, Momo servía como crítico implacable de las decisiones divinas, señalando sus inconsistencias lógicas y consecuencias imprevistas con sarcasmo devastador. Su función era mantener la humildad incluso entre los inmortales, recordándoles que ninguna creación era perfecta y que toda gloria tenía su lado ridículo. Los poetas cómicos y satíricos lo invocaban como inspiración, mientras que políticos y tiranos lo temían por su capacidad de revelar públicamente sus defectos más vergonzosos a través del humor popular.

Mitos y leyendas

En el famoso concurso entre Poseidón, Atenea y Hefesto sobre quién crearía la obra más perfecta, Momo encontró defectos en todas: criticó que el toro de Poseidón no tenía ojos bajo los cuernos para ver dónde embistía, que la casa de Atenea carecía de ruedas para cambiarla de vecindario si era necesario, y que el hombre creado by Hefesto no tenía una ventana en el pecho para ver sus verdaderos pensamientos. Su crítica implacable finalmente irritó tanto a Zeus que lo expulsó del Olimpo.