Si bien ha sido tradicionalmente considerada un imperio, la civilización Azteca (o mexica) tenÃa su núcleo en la ciudad de Mexico-Tenochtitlan, y más allá de expandirse como un imperio constituido por ciudades o provincias que formaban una nación conjunta, lo hacÃa a través del dominio que la propia ciudad-estado de Tenochtitlan ejercÃa sobre otras ciudades-estado o altépetl, que debÃan pagar tributo y someterse si no querÃan ser reducidas a escombros. Tan sólo otras ciudades fuertes como Texcoco o Tlacopan permanecÃan más como aliados que como ciudades subyugadas.
A pesar de que la ciudad de Tenochtitlan y capital de los aztecas fue fundada en 1325, bajo el yugo de Azcapotzalco, en menos de 200 años, hacia el 1500 se habÃan convertido en la fuerza dominante de Mesoamérica, y Tenochtitlan era tan grande y compleja como algunas capitales europeas.
En ocasiones, la crueldad se ha señalado como un rasgo intrÃnseco a los aztecas, y no en vano eran un pueblo que tenÃa sus dos pilares principales en la guerra, para dominar, y la religión para aplacar a los dioses. No obstante, y a pesar de los registros históricos de sacrificios humanos, los aztecas eran un pueblo con unas complejas costumbres y creencias vitales que merecen la pena ser estudiadas en profundidad.
La civilización Azteca se desmoronó tan rápido como ascendió, a manos de los españoles, que fueron ayudados por los pueblos enemigos de los aztecas, sobre los que éstos habÃan ejercido su dominio en los años precedentes.