Selene

Selene, la personificación divina de la luna, recorría los cielos nocturnos en su carro plateado tirado por dos caballos blancos como la nieve. Hija de los titanes Hiperión y Tea, hermana de Helios (el sol) y Eos (la aurora), Selene controlaba los ciclos lunares y ejercía una influencia profunda sobre la magia nocturna, las mareas oceánicas y los misterios femeninos más ancestrales.

Los antiguos griegos veneraban a Selene como protectora de los amantes nocturnos y guardiana de los secretos que solo se revelaban bajo la suave luz de la luna llena. Su belleza etérea y melancólica la convertía en inspiración constante de poetas, magos y hechiceros, quienes invocaban su poder en complejos rituales de adivinación y hechizos amorosos durante las noches sagradas de luna llena. También presidía los partos nocturnos y protegía a las mujeres en sus ciclos vitales.

Mitos y leyendas

El mito más célebre de Selene narra su apasionado e incondicional amor por el hermoso pastor Endimión. Prendada de su extraordinaria belleza mortal, la diosa rogó fervientemente a Zeus que le concediera el sueño eterno para que conservara su juventud y hermosura para siempre. Cada noche, Selene descendía silenciosamente del firmamento para contemplar y besar tiernamente a su amado dormido. De esta unión divina nacieron cincuenta hijas, las Menades. Este mito simbolizaba el eterno ciclo lunar y su constante renovación en el firmamento nocturno.