Nix / La Noche

Nix, la personificación primordial de la Noche, emergió del Caos original junto con su hermano Érebo (la Oscuridad) en los albores de la creación. Como una de las divinidades más antiguas y poderosas del panteón griego, Nix precedía incluso a los titanes y dioses olímpicos, comandando un respeto reverencial incluso de Zeus. Envuelta en un manto estrellado y con alas negras gigantescas, recorría los cielos llevando la oscuridad nocturna a toda la creación.

Desde su morada en el Tártaro, Nix gobernaba sobre todos los fenómenos nocturnos: sueños, pesadillas, muerte y descanso. Era madre de numerosas divinidades oscuras, incluyendo las Moiras (destino), Tánatos (muerte), Hipnos (sueño), las Oniras (sueños) y Némesis (venganza). Su poder era tan absoluto que incluso Zeus la temía y respetaba, pues representaba la fuerza primigenia que existía antes del orden cósmico. Los mortales la invocaban tanto para obtener descanso reparador como protección contra los terrores nocturnos.

Mitos y leyendas

En la Ilíada, cuando Hera planea engañar a Zeus, busca la ayuda del Sueño (Hipnos), hijo de Nix. Hipnos inicialmente se rehúsa, recordando la ira anterior de Zeus, pero acepta cuando Hera le promete una esposa. Cuando Zeus descubre el engaño y persigue a Hipnos, este se refugia junto a su madre Nix, y Zeus no se atreve a perseguirlo más, demostrando el inmenso respeto que incluso el rey de los dioses profesaba a la Noche primordial.