Si bien en nuestros dÃas tenemos un concepto de los antiguos egipcios, sobre una religión muy profunda y llena de grandes divinidades, lo cierto es que en el AntÃguo Egipto no existia una religión oficial del estado como tal.
Los dioses considerados como superiores, suelen ser referencias a los primeros reyes, asÃ, por ejemplo, se considera que posiblemente Osiris fue el primer rey de Egipto. Pero sólo existen unos pocos dioses superiores en comparación a la cantidad de divinidades a las que adoraron los egipcios, dado que todo en su cultura, para bien o para mal, era obra de un dios, y como no existÃa una religión oficial, cada localidad tenÃa sus propias divinidades y versiones de éstos, que en muchos casos, terminaban combinándose con otros a lo largo del tiempo, dando lugar a nuevas divinidades (por ejemplo, Amon-Ra).
Sin duda, las fuerzas de la naturaleza influÃan en gran medida en la vida de los egipcios, y cualquier cambio de ésta, era atribuÃda a la acción de un dios. Cabe destacar entre todas ellas, a la fuerza del sol, que dio lugar a Ra, posiblemente la divinidad más importante y conocida del AntÃguo Egipto, y también a Atón, el disco solar, que sustituyó a Ra como dios supremo durante el reinado de Akenaton.