Príapo
Príapo, el dios de la fertilidad masculina y la procreación, protegía jardines, viñedos y campos cultivados con su presencia fálica exagerada. Hijo de Afrodita y Dioniso (según la versión más extendida), nació con una deformidad que Hera había causado por celos hacia su madre. A pesar de su apariencia grotesca, Príapo se convirtió en una divinidad fundamental para la agricultura y la protección de propiedades rurales, siendo especialmente venerado por agricultores y jardineros.
Como guardián de huertos y jardines, Príapo ahuyentaba tanto a ladrones humanos como a plagas que amenazaban las cosechas. Su figura se erigía en forma de hermes (estatuas con cabeza y torso sobre pilares) en las entradas de propiedades rurales, sirviendo como advertencia divina contra intrusos. También presidía la fertilidad animal, la reproducción de rebaños y la abundancia de frutos. Los campesinos le ofrendaban los primeros frutos de sus cosechas y vino nuevo para asegurar su protección continua durante todo el ciclo agrícola.
Mitos y leyendas
La leyenda cuenta que Príapo intentó violar a la ninfa Lotis mientras dormía, pero un asno rebuzó en el momento crucial, despertando a la ninfa y frustrando sus intenciones. Por venganza, Príapo sacrificó al animal a los dioses. En otro mito, perseguía a la ninfa Vesta, pero nuevamente un asno lo delató con sus rebuznos. Estos relatos explicaban por qué los asnos eran sacrificados en sus festivales y por qué se consideraba que estos animales estaban bajo su particular protección y castigo.