Cloris / Flora
Cloris, la diosa de las flores y la floración primaveral, presidía el renacer de la naturaleza tras el invierno y transformaba paisajes áridos en jardines coloridos rebosantes de vida. Originalmente una ninfa llamada Cloris que fue raptada y desposada por Céfiro (el viento del oeste), se convirtió en Flora tras su matrimonio divino, obteniendo el poder de hacer brotar flores por donde pisaba. Su influencia convertía campos estériles en praderas perfumadas y dotaba a cada flor de propiedades únicas: belleza, fragancia y propiedades medicinales.
Cloris controlaba no solo la aparición de flores silvestres, sino también el éxito de jardines ornamentales cultivados por mortales que buscaban embellecer sus hogares y templos. Su poder se manifestaba especialmente durante los festivales primaverales, cuando comunidades enteras celebraban el retorno de la fertilidad natural tras meses de dormancia invernal. Los apicultores la veneraban especialmente, pues de su generosidad dependía la abundancia de néctar que alimentaría sus colmenas. También protegía a jóvenes doncellas en su transición hacia la madurez, simbolizada por el florecimiento.
Mitos y leyendas
Según Ovidio, Cloris transformó al joven Narciso en la flor que lleva su nombre después de que este muriera contemplando su propio reflejo, inmortalizando así tanto su belleza como su trágico destino. También creó la flor del jacinto a partir de la sangre del joven Jacinto, accidentalmente asesinado por Apolo durante una competencia de lanzamiento de disco. En la mitología romana, presidía los Floralia, festivales primaverales donde se celebraba la renovación de la vida con danzas, flores y rituales de fertilidad que aseguraban cosechas abundantes.