Hermano de Quetzalcoatl, hijo de Ometéotl. Era considerado el dios maléfico de la muerte, que descendió del cielo a través de una telaraza para destruir la obra de Quetzalcoatl. Se le apareció bajo la forma de un viejo que le ofreció un brebaje de inmortalidad, aunque era, en realidad, una bebida enloquecedora.
Entre los aztecas Tezcatlipoca y Quetzalcoatl son dioses gemelos y, a la vez, antagonicos. Este dios exige sacrificios humanos. Se le representa como un jaguar. Es el Señor del cielo y la tierra, fuente de la vida y amparo del hombre. Para realizar el sacrificio, un joven se ofrecÃa voluntario, representando al dios Tezcatlipoca y, durante un año, era tratado como un dios, paseaba por las calles tocando la flauta y era venerado.
Al final de ese año debÃa subir al altar, romper cuatro flautas que representaban los puntos cardinales, recostarse sobre el altar y allà le era extraÃdo el corazón. Según la leyenda azteca, Tezcatlipoca erraba por las noches bajo la forma de un gigante, envuelto en un velo ceniciento y llevando su cabeza en la mano. Cuando los cobardes lo veÃan, morÃan al instante. Pero si era un hombre bravÃo quien se encontraba con él, debÃa atraparlo y tenerlo sujeto hasta el alba. Si lograba esto, este Dios le ofrecÃa riquezas y poderes invencibles, con tal de que le dejase partir antes del amanecer. El hombre victorioso recibÃa, entonces cuatro espinas por parte del vencido Dios. Luego, el hombre le arrancaba al Dios el corazón, lo envolvÃa en un pañuelo y se lo llevaba a su casa. Pero al llegar y desdoblar el pañuelo, no encontraba más que plumas blancas, espinas, cenizas o harapos.
Tezcatlipoca era representado con cabeza de oso y ojos muy brillantes. Llevaba en la cara rayas amarillas y negras, sus tobillos estaban llenos de campanillas que provocaban la discordia y la guerra. Pero también era dispensador de riquezas. Los aztecas le atribuÃan el poder de destruir el Mundo si le placÃa.