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El Oráculo de Delfos

Desde el principio de los tiempos, el hombre ha deseado conocer su destino por anticipado. Esto ha hecho que surjan en todas las culturas, distintos métodos y creencias relacionadas con el arte adivinatorio: estudio del vuelo de las aves, los movimientos de las llamas, las entrañas de los animales, etc.

Durante mucho tiempo, fueron los oráculos los encargados de despejar las dudas sobre el futuro. Temidos y venerados, a la vez, a partir del siglo X a. C. pasaron a ocupar un lugar importante dentro de la sociedad griega. El más importante de ellos fue El Oráculo de Delfos. Se creía que en la zona de Delfos había un oráculo de Gea, que profetizaba desde el interior de una cueva sagrada protegida por Pitón, la gran serpiente surgida del barro dejado por el diluvio que destruyó a casi todos los humanos.

A partir del siglo X a. C., Gea es sustituída por Apolo (hijo de Zeus y Leto). Apolo, luego de escalar el monte Parnaso, mata a la serpiente para hacerse con su sabiduría. En memoria de Gea y para honrar a la gran Pitón, designa a una mujer como sacerdotisa principal para salvaguardar el oráculo. A esta mujer se la conoció como Pitia o Sibila, la cual ofrecería sus profecías desde una roca.

El Oráculo de Delfos se ubicaba en lo que fue la desaparecida ciudad de Delfos, al pie del monte Parnaso. De entre las rocas de la montaña brotaban manantiales que formaban fuentes. La más conocida era la Fuente Castalia, rodeada de un bosque consagrado a Apolo. Cuenta la leyenda que en dicha fuente se reunían Las Musas y las náyades para cantar y recitar poesías acompañadas del dios.

La Pitonisa

La Pitonisa era la sacerdotisa a cargo del templo, la cual transmitía a los mortales las predicciones del oráculo.

No se sabe mucho acerca de las pitonisas, ya que no se conservan relatos de encuentros con las sacerdotisas. Sí se sabe que los primeros Oráculos de Delfos eran jóvenes vírgenes y atractivas. Una de estas jóvenes abandonó el templo al enamorarse de un muchacho, por lo que se decidió que las futuras sacerdotisas fueran mujeres de mediana edad elegidas según su conducta irreprochable. El nombramiento era vitalicia y las obligaba a vivir de por vida en el santuario.

La Pitonisa atendía, en un principio, el día 7 de enero de cada año, día que coincidía con el nacimiento de Apolo. Sin embargo, durante el apogeo del oráculo, se comenzó a atender 9 veces al año (entre los meses de febrero y octubre) y se nombraron 3 pitonisas para que se pudiera atender con holgura las consultas de los creyentes.

No se sabe mucho sobre los rituales que se seguían dentro del templo. Sí se conoce que la Pitonisa se sentaba en un trípode ubicado en el fondo del templo, más precisamente sobre una grieta en la roca, de la que emanaban gases que aspiraba la pitonisa. El consultante tenía una entrevista previa con la sacerdotisa unos días antes de la predicción.

El trabajo de la pitonisa exigía gran dedicación. La preparación de la sacerdotisa consistía en rituales de preparación y sugestión psicológica. Por la tarde, antes de la caída del sol, el oráculo se bañaba en el torrente de Castalia y ayunaba para alcanzar la inspiración divina. Los consultantes también se bañaban en el torrente de Castalia y realizaban un ritual previo para saber si Apolo deseaba atender a sus ruegos.

Antes de la aparición del oráculo, se realizaban sacrificios en el altar del templo. El sacrificio consistía en presentar una cabra ante el altar y derramar un cubo de agua sobre su cabeza. Si el animal temblaba, era señal de que Apolo respondería a las súplicas de los consultantes. Momentos después, la Pitia ingería hojas de laurel, lo que suponía que lograba sumergirla en el trance. De esta manera, la Pitonisa comenzaba el proceso de purificación. Luego de esto, la mujer era conducida al trípode, cuyos pies simbolizaban los 3 períodos de tiempo controlados por Apolo. A medida que la sacerdotisa inhalaba los gases que emanaban de la roca, actuaba como si fuera poseída por un espíritu. Cuando la Pitia lograba calmarse, luego de agitadas convulsiones en medio de gritos proferidos mientras rasgaba sus vestiduras, adoptaba una postura majestuosa, con la mirada perdida. En este momento, el consultante era llevado a su presencia y ella pronunciaba la profesía.

Las predicciones de la Pitia era pronunciada en forma de versos hexámetros, construida de manera ambigua, lo que dificultaba interpretación. La Pitonisa era acompañada por 5 hossi, los cuales registraban cada sonido y movimiento emitido por la Pitia para lograr la interpretación de la predicción.

Estos hossi eran hombres santos, designados escribas para registrar los detalles de la adivinación. Esta designación era vitalicia y, generalmente, eran descendientes directos de Deucalión.

El gran enigma del oráculo era la exactitud en las predicciones. Esto es lo que desconcierta a los estudiosos de la actualidad. Era tal la fe puesta en el oráculo, que cuando fallaban las predicciones, se culpaba a las interpretaciones que se hacían de las predicciones del oráculo.

Curiosidades

Sibila:Según cuentan los testimonios, Sibila fue el nombre del a primera pitonisa del oráculo. Su nombre se generalizó a tal punto que se utilizó como nominativo del cargo de la sacerdotisa.

Oráculo de Creso: Creso fue el último rey de Lidia. Este rey se dirigió a Delfos para recibir consejo del oráculo acerca de su intención de invadir Persia. La respuesta del oráculo fue la siguiente: "Si cruzas el río Halys, destruirás un gran imperio". La profesía fue interpretada como favorable, lo que hizo que Creso se encaminara a la conquista de Persia. Sin embargo, los persas destruyeron su ejército y se quedaron con las tierras de Lidia. De esta manera se cumple el vaticinio del oráculo: Un gran imperio fue destruido. Sin embargo, hay que enfatizar el hecho de la ambigüedad de las profesías, lo que llevaba a interpretaciones convenientes por parte de los intérpretes.

Decadencia del oráculo: En tiempos de la Grecia clásica, se consideró al oráculo como un elemento pagano, lo que llevó a la intención de ridiculizarlo para que la gente dejara de acudir a él. Es por esto que muchos escritores lo describían como un lugar ubicado en una grieta en la roca de la cual emanaban gases tóxicos que sumergían a la sacerdotisa en un estado de embriaguez y obnubilación. El trance que alcanzaba la pitonisa lo atribuían al hecho de masticar hojas de laurel. La verdad es que no se han hallado registros de escritores griegos que hagan referencia al oráculo. De hecho, los estudios arqueológicos realizados en la zona no afirman que no existe ninguna grieta profunda en la roca de la que puedan emanar gases tóxicos.

 
 
Última modificación de este artículo: 24 de Marzo de 2009
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