Hammurabi fue el sexto rey de la primera dinastÃa babilónica, viviendo entre los años 1790-1750 aC, aproximadamente, aunque no se ha podido datar con exactitud.
Como en la mayorÃa de las civilizaciones antÃguas de Oriente Próximo, en Babilonia eran los dioses los que entregaban las leyes a los hombres, y por eso eran sagradas. Y por eso Hammurabi se hizo famoso, al recibir del dios Samash (dios del Sol y de la Justicia), el primer códice o código de leyes que lleva su nombre (El Código de Hammurabi).
De hecho, el código se encuentra en un grabado, cuya cabecera es la representación del rey, recibiendo las leyes.
Antes de Hammurabi, eran los sacerdotes de Samash quienes ejercÃan como jueces y aplicaban las leyes, pero Hammurabi decidió que fueran trabajadores propios (una especie de funcionarios), los que se dedicaran a dicho cometido, mermando asà el poder de los sacerdotes y aumentando el propio.
El código de Hammurabi pretendÃa unificar las leyes de todas las ciudades del imperio babilónico, y no distingue entre derechos civiles y penales, sino que conforman un conjunto de leyes que regulan la vida cotidiana y los delitos.
El código trata de evaluar los delitos dependiendo no sólo de la acción, sino de las circunstancias y de la intencionalidad. AsÃ, por ejemplo, es distinto si una muerte se produce por accidente, o si es un asesinato intencional.
Famosa hasta nuestros dÃas, es la ley de Talión, la expresión "ojo por ojo, diente por diente", extraÃda del código de Hammurabi. Aunque la mayorÃa de las sanciones son pecuniarias (multas), la parte referida a lo penal en el código se basa en ella, es decir, hacer al agresor lo mismo que hizo a su vÃctima, siempre y cuando sean ciudadanos de la misma clase (si un esclavo le corta la mano a otro, su pena será perder la misma mano, aunque habÃa distinciones si uno era un esclavo y el otro un hombre "noble").
Además de por el Código de Leyes, Hammurabi se hizo famoso también por otras acciones.
A su ascenso al trono, primeramente sentó las bases de su imperio, recomponiéndolo social y económicamente. Y una vez estabilizado su imperio, se dedicó a la conquista.
Hacia 1762 aC ya habÃa conquistado IsÃn, Uruk y Larsa, entre otros.
Cuatro años más tarde, y habiéndose centrado ya en otras direcciones, se apoderó de Rapiqum y Shabili, centrándose en el este de Babilonia. Eshnunna serÃá su próximo objetivo y captura.
Debido al poder que habÃa alcanzado Babilonia, se formó una alianza de ciudades a orillas del Tigris para hacerle frente, pero en la guerra que la prosiguió, dicha alianza serÃa derrotada, con la conquista de Mari en 1758 aC, que supuso la devastación total de la ciudad, asà como el palacio de Zimri-Lim, que era una de las obras de arte arquitectónicas de la época.
Cuatro años más tarde, en 1754 aC, terminarÃa con la conquista de Asiria, lo que supuso que habÃa llevado a su reino, a pasar de un pequeño estado de poco más de 50 km², a un vasto imperio que se extendÃa más allá de Mesopotamia.
Asà fue como se autoproclamó Rey de Sumeria y Acadia, y Rey de las Cuatro Regiones, tÃtulos honorÃficos que simbolizaban el dominio sobre toda Mesopotamia.
Tras esta campaña Hammurabi se dedicó a unificar el imperio, mediante una lengua común, y extendió las obras de arte por todas las ciudades del imperio, y no sólo Babilonia, fomentando asà la cultura y obras de todo el territorio que ahora era su reino. Además, rehusó de atacar a los pueblos hurritas que se asentaron en la frontera norte de Mesopotamia, ganándose asà su confianza.
Todo ello, le llevó a conseguir entregar el imperio a su hijo Samsu-lluna.